ESCUELA PARA PADRES

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Publicado el 27 de Octubre del 2010

La valentía o cobardía de los padres en la educación de la familia. Virtudes y valores humanos.

  • 10 Puntos donde los padres tienen que demostrar valentía en la educación de su familia, incluso tomando el riesgo de enfrentarse
  • 13 Sentencias sobre la virtud de la valentía

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La valentía en la educación familiar es una virtud humana enormemente plural que se puede demostrar en multitud de facetas. Es todo un estilo de vida cuyos resultados son siempre gratificantes, pues los padres ven sus frutos reflejados en ellos mismos y en sus hijos. Es una realidad evidente que se realiza a través de hechos elocuentes.

La valentía requiere prudencia, reflexión, firmeza y medición de los riesgos antes de entrar en las batallas, para tener certeza de que se van a ganar, o por lo menos que se tiene un buen plan B, muy bien preparado. Una mente desocupada es el taller del Diablo.

Los padres no deben confundir la valentía con la osadía, la temeridad, la insolencia, el descaro, la desfachatez, el atrevimiento o la violencia. Tampoco con ese concepto tan íntimamente arraigado en algunos países del machismo a ultranza. Eso no es valentía, eso suele ser ignorancia, presunción o un escape de la cobardía.

No hay valentía sin lucha. Es más cómodo ser cobarde que valiente. Si no se hace nada, no ocurrirá nada, así nadie podrá decir que lo he hecho mal. La valentía supone la renuncia a la comodidad al tenerse que enfrentar a otras opiniones o hechos. La valentía como ejemplo es “una verdad incomoda” para otros padres, que les profundiza hasta el fondo de su conciencia.

Los padres tienen que demostrar valentía para enfrentarse a los hijos que se comporten mal y ante los familiares y amigos que resulten tóxicos para la familia. Hay muchos padres que no quiere, no saben o no pueden ser valientes. Prefieren que la corriente les arrastre, aunque suponga que ese arrastre perjudique a la familia.

Los padres tienen que tomar voluntaria o involuntariamente, la responsabilidad de sacar adelante a la familia. Por lo tanto tienen que ejercer esa responsabilidad con valentía, sin tener en cuenta si les gusta o no. La familia y la sociedad les exigirán responsabilidades por no haberlo hecho bien, máxime si han optado por la cobardía de esconderse o ignorar los problemas.

Los padres no pueden argumentar su ignorancia, falta de preparación, de tiempo o de conocimientos sobre la situación y características de sus familiares y las de su entorno social, por muy difícil que sea. Tienen la obligación de aprender a cumplir con valentía los compromisos ante su familia. Nunca deberán pensar que tienen todo bajo su control y que ya han hecho lo que tenían que hacer, pues siempre hay la posibilidad de cometer errores. Tienen que estar muy atentos y demostrar mucha valentía para enfrentarse a la permisiva sociedad actual, la cual va por un camino equivocado. Los padres deben impedir que sus hijos lo sigan.

La valentía tienen que ejercitarla, no echando la culpa a la mala suerte o a los demás, pues también tiene que saber que hay una buena sociedad, mucho más numerosa que la mala, pero que en esta ladran mucho y más alto que en la buena sociedad. Tienen que ser valientes para defender sus ideales frente a sus hijos y cónyuge, si fuera necesario.

Los padres tienen que tener la valentía de hacerle frente a las consecuencias que esa valentía les va a suponer. Aceptando que pueden ser victimas del desprecio, risas y acoso de una parte de la sociedad que no quiere permitir que haya cerca de ellos padres que no tengan una visión superficial o hedonista de la vida. Padres, no tengan miedo, la compensación de ser valientes es infinita.

Ejercer la valentía tiene un precio personal y posiblemente los padres tendrán que pagarlo, pero las ventajas que obtendrá toda la familia son muy superiores a los inconvenientes que haya podido producir su valentía. No se puede ser medio valiente o medio cobarde en función de las circunstancias de: Dónde estoy, con quién estoy, quién me ve o no me ve, qué dirán o no dirán, o cuánto dinero y fama me va a costar mi valentía o ganar con mi cobardía.

Los padres tienen que ser valientes para practicar la disciplina como virtud y valor humano, acompañando a sus hijos en el descubrimiento de lo bueno, lo bello y lo verdadero de ellos mismos y de la sociedad. Incluso sabiendo que los hijos bien educados en las virtudes y valores humanos van a chocar con los familiares o amigos que no estén bien educados.

Actualmente hay muchos padres NiNi, que Ni son valientes, Ni son cobardes, Ni son todo lo contrario. Ni son capaces de comprometerse, Ni son capaces de ser responsables, Ni nada de nada. Son pusilánimes. Para ellos es muy fácil decir: Paso de todo y no me preocupo de lo que le pueda ocurrir a mi familia. Allá ellos. Pero eso no es óbice, obstáculo, valladar, impedimento o cortapisa alguna, para que no tengan que seguir luchando con valentía, para educar y resolver los problemas de sus hijos.

Los padres fuertes son los padres que educan con valentía, por lo que también tiene hijos fuertes, pues aunque les sea difícil, saben y quieren tomar el camino correcto en la educaron de su familia.

El compromiso de ser padres les coloca a diario en situaciones que requieren mucha valentía para no tomar el camino fácil, que originaria privar a los hijos de los límites que son vitales, para que no sólo se rijan por los principios inculcados, sino que tengan la fortaleza para ponerlos en práctica.

Los hijos necesitan padres con valentía y que tengan la fortaleza de comprometerse seria y profundamente en la formación de la familia. Incluso cuando los padres les ponen limites en función de sus edades y situaciones. Poner límites puede ser muy difícil y doloroso también para los padres, pero existen las herramientas necesarias para la formación de todos los componentes de la familia.

Los padres tienen que tener la suficiente valentía de hacer siempre que su si, sea si, y que su no sea no. Sin que dependa de la cobardía que quiera ejercitar en ese momento, por comodidad, conveniencia o por su propio beneficio.

10 Puntos donde los padres tienen que demostrar valentía en la educación de su familia, incluso tomando el riesgo de enfrentarse:

  1. A las escuelas o colegios donde van sus hijos, para buscar mejoras en su educación y formación y eliminar las malas realidades actuales.
  2. A las leyes injustas, actuando democrática y cívicamente en las urnas, en los medios de información, asambleas, reuniones, etc. intentando que se anulen, modifiquen o no pasen esas leyes.
  3. A la sociedad permisiva y hedonista que intentan maleducar o pervertir a sus hijos.
  4. A los medios de comunicación cuando inculcan o transmiten malas prácticas morales, cívicas, religiosas o educacionales.
  5. Al propio cónyuge e hijos si dan un mal ejemplo familiar ante los hermanos u otros familiares y amigos.
  6. A los familiares y amigos que contaminan a los hijos con malos ejemplos de actuaciones o que pretenden apartarles de las buenas prácticas familiares.
  7. A las injusticias que se cometen en la sociedad, intentando ser la voz de los que no tienen voz.
  8. A los pusilánimes que no quieren modificar las cosas que están mal, pues alegan “que siempre se hizo así” que “eso no tiene arreglo” que “hay que esperar” etc. Eso impide que prosperen y no permiten que prosperen los demás.
  9. A los que no colaboran socialmente porque se esconden o se inhiben de solucionar los problemas de la comunidad y hacen que todo el peso de los problemas caiga siempre entre los mismos.
  10. A los que tienen obligaciones y no las cumplen y con su omisión perjudican a terceros en temas de comportamiento social como pago de impuestos, convivencia pública, injusticias, etc.

Los padres con cobardía no son solamente los que matan, abusan, violentan o abandonan a su cónyuge o hijos. Son los que no se atreven a educar bien a sus hijos por comodidad o por “el que dirán” de su familia o de la sociedad. No tienen la valentía de enfrentarse a la obligación irrenunciable que tienen con sus hijos. Esa cobardía hace desgraciados a todos los que tienen a su alrededor. Sus acciones dejan abochornados al resto de la familia y de la sociedad, que esperaba otra cosa de los padres y no esa cerrazón mental de no enfrentarse a las obligaciones contraídas.

Los padres con cobardía son los condescendientes, contemporizadores, despreocupados o inconscientes voluntaria o involuntariamente que viven dedicados a darles a sus hijos todo lo que quieren y algunas veces mucho más de lo que quieren para no enfrentarse con ellos, engañándose al decir que quieren evitarles sufrimientos. Algunas veces la cobardía la disfrazan de prudencia, o que les da vergüenza aparecer como exigentes ante la sociedad. Otras veces no lo hacen por que son apocados, desidiosos, dejados, tímidos, temerosos, indecisos o pusilánimes, pero todos esos conceptos no les liberan de ser cobardes ante el cumplimiento irrenunciable, indiscutible e innegociable de educar bien a sus hijos.

La cobardía no está relacionada con la debilidad de carácter, ni con la humildad de hacer dejación de los derechos y obligaciones paternales. No hay cobardía para las cosas pequeñas, ni para las grandes en la educación de los hijos. Si se es cobarde ante las cosas pequeñas, mucho más se será ante las grandes. Siempre hay tiempo para rectificar las actitudes cobardes realizadas ante los hijos. Es posible que necesiten el experto consejo de un sacerdote, pastor, rabino o imán. Ellos le sabrán indicar como se pasa de padre cobarde a padre valiente.

Algunos padres suelen ser cobardes, según las circunstancias, para cumplir con sus obligaciones, y muy valentones y “bocones” para abusar física o emocionalmente de los hijos y cónyuge. Sobre todo cuando pueden demostrar su prepotencia ante los más débiles. Suelen tener miedo a dar a conocer lo que verdaderamente son, unos cobardes. Los padres cobardes suelen utilizar una frase para no enfrentarse con los hijos, que con ella creen que cumplen: “Mañana lo haré”. Cuando debería ser aquí y ahora.

Esa cobardía no es más que el abuso llevado a sus últimas consecuencias. La suposición de los padres de que la vida de su familia les pertenece. Suelen insistir ente sus hijos y esposa de que “si se va de la casa, los otros se morirán de hambre” por lo que tendrán que seguir soportando su cobarde forma de ser.

Algunos padres tienen una cierta tendencia hacia la cobardía, pues no se quieren enfrentar a ellos mismos, ni a las cosas que suceden o que previsiblemente sucederán, ni ahondar en sus actuaciones, dejando que la vida pase. Pero con frecuencia esto es una especie de muerte en vida. Cada vez, como las drogas, la cobardía exige ser más y más cobarde y las consecuencias van llegando con muy difícil marcha atrás, normalmente por no enfrentarse a la verdad.

¿Es que nadie va a pensar en los hijos? Lean despacio y mediten pausadamente los consejos anteriores. Son cosas que les servirán para remover las formas de actuar, y aunque lastimen, molesten o enojen, son para que intenten mejorar la vida de los hijos y los padres sean verdaderos padres con valentía, criterio, discernimiento y con referencias validas.

13 Sentencias sobre la virtud de la valentía:

  1. El valiente tiene miedo del contrario; el cobarde, de su propio temor.
  2. Hace falta mucha valentía para empezar y continuar en las cosas difíciles.
  3. La valentía da el valor hasta para equivocarse.
  4. La valentía es el miedo dominado, la cobardía es el miedo consentido.
  5. La valentía es hacer sin testigos lo que se haría ante ellos.
  6. La valentía es saber vencer el miedo natural que tiene el prudente.
  7. La valentía perfecta consiste en hacer uno sin testigos lo que sería capaz de hacer ante todo el mundo
  8. La valentía proviene de la prudencia, no de la temeridad.
  9. La valentía prueba la capacidad de los hombres, la cobardía su calaña.
  10. La valentía puede ser hablar o callar, depende de la ocasión.
  11. La valentía que se demuestra en la familia trascenderá a la sociedad.
  12. Valentía no es la ausencia de temor, sino considerar lo que es más importante para contrarrestar el temor.
  13. Valiente es aquel que toma nota de su miedo y tiene la voluntad de vencerlo.

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